martes, 12 de abril de 2016

Si sueñas... Madriz.

Algunos sueños tienen nombre propio, otros son un lugar del mundo, pero cuando ambos factores se unen poco puedes hacer más que respirar y disfrutar de cada segundo, de esa oportunidad única que difícilmente podrá repetirse.

Pongamos que hablo de la persona más especial del universo. Sí, no exagero. ÉSA persona y no ninguna otra. Y pongamos que hablo, como no, de Madrid. ¿Lo entiendes ahora?

Nuestro viaje comenzó un veintiséis de febrero, con el sol empezando a calentar y un aire fresquito colándose entre las ilusiones y sonrisas, en la bonita y mítica estación de Jerez. Subimos al tren como el que sube al viaje de su vida, al destino de sus sueños y es que, ¿Quién no sueña con Madrid? 

Si viajas con él te pueden pasar cosas como que te toque el asiento que no tiene ventanilla (ida y vuelta, ley de Murphy siempre presente) o que vayas al servicio, te llenes las manos de jabón para comprobar más tarde que no hay agua. Por algo somos nosotros.

Cada hora que pasaba era un puñado de kilómetros más cerca de nuestro destino... y a la hora indicada, con algunos minutillos que se colaron para hacernos sufrir, Atocha tan deslumbrante y transitada, nos daba la bienvenida bajo un cielo gris del que caían minúsculas gotas de emoción al vernos allí de nuevo.

Madrid. La bella Madrid, La eterna Madrid. Y comenzó nuestro caminar bajo paraguas comprados en un chino al cruzar la calle para evitar que aquellas gotas emocionadas nos calaran hasta los huesos. ¿Mapa? ¿Calles? Lo teníamos TODO al alcance de nuestros pies. Las castizas calles se abrían ante nuestros ojos como una estampa inolvidable (si alguien no ha visto Madrid bajo la lluvia, no sabe lo que es la belleza), y como si una mano nos hubiese guiado, primera parada casual (¿o no casual?): El Medinaceli se cruzaba en nuestro callejero improvisado para ser el primero en ver nuestras caras de emoción y hacernos saber que contábamos con su protección en esos días de aventura. Cuanta fe entre aquellas paredes... Imponente figura se alzaba ante nuestros ojos como Señor Soberano del pueblo madrileño. Su pie gastado, la madera pura ante los ojos de todos lo que por allí pasan y Él siempre protector, siempre alerta. En la Calle de Jesús tendremos siempre una cita pendiente.

Seguimos nuestro camino improvisado para llegar a la Plaza del Ángel. Calles con literatura en sus adoquines, cultura en cada rincón... y nosotros en nuestra particular burbuja de ensueño. Ale-hop, pero ¿esto qué es? ¡Qué tienda tan bonita! Cuántos detalles, colores, antojos... y ese sombrero negro que me hizo ser más yo. Sí, me lo regaló él. No podía ser de otra manera. 

Es que no sabéis lo bonita que se veía Madrid de su mano. No os podéis imaginar lo que es caminar junto a él, verlo sonreír , ilusionado, feliz... Compartir sueños en aquellas calles que tanto nos gustarían que fueran nuestras. Madrid es preciosa, sí, pero si la compartes con la persona indicada será indescriptible.

Nuestros pasos, casi más sabedores del terreno que pisaban que nosotros mismos, nos hicieron llegar a Sol. Oh... Sol. ¡Cuántas palabras serían necesarias para explicar qué se siente en Sol y sin embargo qué pocas pueden describirlo! Sol es esa primera imagen que se te viene a la cabeza al recordar Madrid estés donde estés. Esa plaza que sabe de las vidas de tantas y tantas personas que la transitan cada día. Esa plaza que bajo aquel cielo gris y sus baldosas mojadas podía ser un bonito lugar para quedarse a vivir para siempre.

Una parada en Callao para llenar el depósito. Un Pans&Company es perfecto si tienes las vistas perfectas. Y nosotros las teníamos. Callao. Gran Vía. Gente que viene y va. Tráfico. Vida. Sillones cómodos y una panorámica que envidiaría cualquier fotógrafo enamorado de la ciudad. ¿A dónde iría cada persona que paseaba de aquí para allá? ¿Y esos coches? ¿Qué calles transitarían que nunca alcanzarían  a ver nuestros ojos? ¿Cómo podía ser todo tan… bello?

Con las pilas repuestas y las ansias desbordando nuestros poros nos hicimos un hueco en Gran Vía. Nos unimos a su prisa, a su gente, a los murmullos que el viento que luchaba por robarme mi sombrero nos traía sin cesar. Y sus zapatos mojados, mis manos congeladas, su risa, siempre su risa… Su lucha con mi paraguas asesino y ese afán por complacerme a cada segundo. Recorrimos Gran Vía de arriba abajo hasta llegar al Museo del Prado, donde una vez más, nuestro gozo volvió al pozo, pero ¿Y qué? Madrid bajo la lluvia es una obra de arte que no puedes contemplar todos los días.

Volver los pasos atrás, bebernos las calles… Y esa parada obligatoria: Primark y sus cinco plantas. Vacilar de ello con las fotos de rigor y querer llevártelo todo porque estás en Madrid. Algunos nos llamarán catetos, otros no nos entenderán; yo lo llamo “nosotros”, en nuestra pura esencia. Y para seguir el patrón establecido debes posturear donde estés… ¿Una de Starbucks? ¿Y en plena Gran Vía? Por favor, YA. Sentados frente a frente con la mirada ilusionada y las manos calentitas alrededor de un vaso de cartón. ¿Qué más da cómo se llamaba lo que pedimos? A mí me sobraba el mundo. Hay momentos en los que parece que el reloj se detiene para permitirte respirar y yo juraría que en aquel momento lo hizo. Se paró para que pudiera mirarle, sonreírle y asimilar todo lo que en tan pocas horas estaba viviendo.

Y anochecía en Madrid. Las luces se encendieron, las aceras iluminadas, los coches con su prisa daban luz a las vidas que por allí pasábamos. Visitas a Iglesias, descubrimientos, nariz fría y manos que se buscan para compartir su alegría. Un garito de tapas y pintxos, cervezas y sangría; rumbo a la esperada parada nocturna: La llamada, el Musical.

El día no podía terminar sin dejar de ser perfecto y el musical lo consiguió. Segunda fila, actores de calidad extrema a un palmo de distancia y risas, muchas risas. Y su risa, claro. Su cara que expresaba el grado máximo de disfrute y felicidad que estaba viviendo. La gloria, tocar la gloria con tus manos en un teatro antiguo llamado Lara. Tres horas que pasaron en un segundo y medio. Irte de aquel lugar con la satisfacción de haber VIVIDO, de haber sentido cada minuto corriendo por tus venas. Luego un poco de postureo fan y esperar en la puerta a los actores (en este caso actrices, o digamos actriz. Es lo que tiene que a tu novio le guste una de ellas). Saludeo, besuqueo, foto… Sólo faltaba que cayeran billetes del cielo para hacer todo más increíble.

Al día no le quedaban más horas por exprimir y era momento de ir al hotel. ¿Qué digo hotel? Con él una habitación cualquiera se convierte en una suite de treinta estrellas. Con él, cualquier lugar es estar en casa. Y aquella noche, después de caminar y caminar a su lado, reír hasta doler las costillas y admirar sus ojos chispeantes, cerré los ojos junto a su calor protector y sentí que estaba en casa. En la mejor casa.

Continuará.


jueves, 10 de marzo de 2016

Desempolvando teclas

Hoy ha sido el día después de cuatro años sin aparecer por aquí. Sé que nadie ha echado de menos mis letras porque nadie me ha leído pero, a veces, yo sí he tenido la necesidad de contar algo, de escribir un sentimiento de cara al mundo y quedarme tan a gusto. Pero nunca lo hice,

¿Por qué dejé de escribir? Simplemente porque se me cumplió un sueño. Mi sueño tenía forma humana, respondía a un nombre y apellidos y me erizaba la piel con el tono de su voz, con su simple sonrisa. Y dejé de escribir porque ya no necesitaba ocultarme tras unas teclas ni bajo un seudónimo para hablar de aquello que deseaba gritar. Ya podía contárselo a él, ya tenía forma real mi sueño. 

Hoy, cuatro años después, mi sueño sigue siendo una realidad y yo tengo la necesidad de escribir y contar y expresar aquellas cosas que las palabras no alcanzan.

Sé que no tendré lectores y si alguien lo lee es que ha llegado aquí por remotísima casualidad. De todas formas sea cual sea el caso: Bienvenido a un rinconcito de mi.

domingo, 1 de abril de 2012

Todos los días de mi vida

.. Prometo ayudarte a amar la vida, abrazarte siempre con ternura y tener la paciencia que el amor exige, hablar cuando hagan falta palabras y compartir el silencio cuando no, consentir, disentir respecto al pastel de terciopelo rojo, vivir al abrigo de tu corazón y llamarlo siempre hogar.

.. Prometo amarte locamente en todas las facetas de tu vida ahora y siempre, prometo no olvidar jamás que este es un amor único en la vida y saber siempre en lo más profundo de mi alma que no importa que desafíos puedan separarnos, siempre hallaremos la forma de volver a unirnos.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Déjate llevar.

Nos empeñamos en cosas sin sentido. A depender de alguien, en creer que lo grande y bonito es mejor que lo pequeño y feo. En pensar que un ferrari calmará nuestra impotencia, y nos hará más felices. ¿Sabes? Lo mejor no es eso. Lo mejor es levantarse, y tener a alguien al lado que te diga “Buenos días, ¿Qué tal has dormido hoy? No has parado de dar vueltas.” Lo mejor es ir por la calle, y que te miren, y te sonrían, y se te ponga cara de tonta. Lo mejor es recibir un mensaje que te alegre el día. Lo mejor es que te llame tu mejor amiga para salir hoy por la noche y comeros la ciudad a trocitos. Lo mejor es tener a alguien que merezca la pena. Las verdades a la cara aunque duelan, y mandar a tomar por culo las mentiras, con mentiroso incluido. Lo mejor es dejarse llevar. El mundo, la vida, y acciones que hagamos en un momento determinado pondrán a cada persona en su lugar, a cada nube en su cielo, a cada “rey” en su trono, a cada perdedor en su banquillo, a cada payaso en su circo, y a cada puta en su esquina.

Acuérdate de mí.

"Cuando te acuerdes de mí, significa que te has llevado algo de lo que soy contigo, que he dejado alguna huella de lo que soy en lo que eres. Esto significa que puedes llamarme de nuevo a tu mente a pesar de los incontables años y kilómetros que pueden interponerse entre nosotros. Esto significa que si nos encontramos de nuevo, ya me conoces. Esto significa que incluso después de mi muerte, aún puedes ver mi cara, escuchar mi voz y hablarme desde tu corazón. Durante el tiempo que te acuerdas de mí, yo nunca estaré del todo perdido."

miércoles, 31 de agosto de 2011

El Diario de Noa


-Los amores de verano terminan por todo tipo de razones, pero al fin y al cabo todos tienen algo en común: son estrellas fugaces. Un espectacular momento de luz celestial, una efímera luz de la eternidad que en un instante se van.


-Nuestro amor puede hacer todo lo que nos propongamos.


-El mejor tipo de amor es aquel que despierta el alma y nos hace inspirar a más, nos enciende el corazón y nos trae paz a la mente. Eso es lo que tú me has dado y lo que esperaba darte siempre. Te quiero y ya nos veremos.

-En tiempos de desdicha y sufrimiento, te abrazaré, te acunaré y haré de tu dolor el mío. Cuando tú lloras, yo lloro, cuando tú sufres, yo sufro. Juntos intentaremos contener el torrente de lágrimas y desesperación, y superar los misteriosos baches de la vida.

-No soy nadie especial. Sólo soy un hombre corriente con pensamientos corrientes. He llevado una vida corriente. No me han hecho ningún monumento y mi nombre pronto quedará en el olvido. Pero según como se mire, he tenido mucho éxito, como muchas otras personas en la vida. He amado a otra persona con todo mi corazón y eso para mí siempre ha sido suficiente.

-Daría cualquier cosa por volver a esos momentos, todo a cambio de un segundo juntos, porque cuando todo empieza a ir mal lo único que deseo es volver a tu lado y abrazarte fuerte... Quiero volver a esos días donde sólo hacía falta una mirada para hacernos sonreír, donde el tiempo pasaba sin que nos diéramos cuenta y todo lo demás no importaba, sólo nosotros. Y quiero hacer de estos días junto a ti momentos que no pueda olvidar jamás...
Tienes esa magia en la mirada que me hace no poder mirar a nadie más, esa magia en los labios que me hace extrañarlos cuando no los puedo besar, esa magia en las manos que al recorrer mi cuerpo me hacen volar... Y es que no hay nada más mágico que un segundo a tu lado, porque magia eres tú.


-Dime qué quieres que sea y lo seré por ti.

-¿Has amado alguna vez a alguien hasta llegar a sentir que ya no existes? ¿Hasta el punto en el que ya no te importa lo que pase? ¿Hasta el punto en el que estar con él ya es suficiente, cuando te mira y tu corazón se detiene por un instante? 

Tú.

Aún recuerdo aquella tarde en la que te ví por pirmera vez, y sé que nunca la olvidaré. Te miré y no hubo nada que me hiciese dudar... eras tú... ni siquiera te conocía ni sabía tu nombre, pero eras tú. Algo en tí atraía todos mis sentidos y me llamaba a gritos para que fuese junto a tí. Como si fuese un reencuentro, como esos amigos que no se ven desde hace tanto, como ése amor que nunca pudo ser.. Así eras tú. Y así fuí a tu encuentro.

No sé cuánto es nuestro tiempo estipulado, no sé con que fín nace ésta historia.. Sólo sé que mientras dure, mientras tenga tu sonrisa, tu abrazo, tu olor.. yo lucharé para que se haga eterno, y que si, algún día, todo termina, estaré orgulla porque no dejé de intentarlo en ningun momento.. y fui feliz,he sido feliz, soy feliz, sin duda.

Te esperaré. Con mi nueva vida, con tu nueva vida; pero siempre te esperaré con una sonrisa, con los brazos abiertos.. para parar de nuevo el tiempo.. y rezar por un milagro, por que nunca te alejes...

sábado, 27 de agosto de 2011

Seguir luchado

"Si alguna vez piensas en darte por vencido, piensa antes en la razón por la cual te mantuviste de pie todo este tiempo."